viernes, 8 de febrero de 2013

Tengo treinta minutos para escribirte antes de que ellos vengan por mi. Es difícil  ¿sabes? Treinta minutos a tu lado me han durado más de un día. Treinta minutos contigo los puedo hacer eternos, pero estos siguiente treinta no me alcanzarán para decirte lo importante que eres. Me tardo más en pensar que poner que en lo que fluye de mi mano cualquier letra... Ya no sé si la "i" lleva puntito... Ya no se si es "ye" o "i griega". Pero "llo estoy escriviendo conforme mi cabesa me dicta". 
María... María Socorro del Sagrado Corazón, yo sé que odias tu nombre, pero está será la última vez que lo  leerás escrito de mi puño y letra. Continúo... Cuando te vi aquel Abril caluroso paseando tus impresionantes nalgas supe que eras la indicada para ser madre de mis hijos, abuela de mis nietos. Después te vi la cara y claro que no eras muy agraciada, pero la naturaleza me decía que eras tú, tú, tú.... Después cuando salimos a tomar esa agua fresca de la Michoacana mientras tomados de la mano caminábamos enamorados por el parque y de repente señalé no sé que cosa y tiré el agua sobre tus pechos, si, tus pechos... tu playera tipo polo absorbía el agua y dejaba un frío paralizante en tus pezones... Ese día supe que en efecto... debías ser madre de mis hijos, así que al siguiente te pedí que te casaras conmigo. Desde entonces han transcurrido ya siente años, sin contar los seis meses que estuvimos separados. Esa ves cuando pos ya sabes, la loca de tu amiga se me insinuó, y uno no es de palo, mujer. Bueno pues que estos siete años he visto un cambio grande y hermoso en mi vida; hemos procreado un niño y una niña bien guapos como yo, la perejita que siempre tanto buscan los matrimonios; ya sabes, el niño más grande que la niña y llevándole a penas un año o dos de diferencia. 
He visto mi panza crecer y la tuya también. He deseado la muerte de tu madre, y se murió hace un año. Cambié los focos de la casa, te subí el cierre del vestido cuantas veces me lo pediste, y muchas de esas veces te dije que metieras la panza para que entraras. Te he visto sufrir las mil dietas, sudar y envararte en el gimnasio. He ido por ti al trabajo. Gracias a ti aprendí a hacerle el nudo a la corbata. Gracias a ti se que no existe mejor cocina que tu cocina. Gracias a ti todos mis calcetines tienen su par. Gracias a ti mis hijos no dicen groserías. María....han pasado veintinueve minutos ya... y a lo que voy pues es que yo te     AMO (escribió María).

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